Recordemos nuestra inocencia natural, liberando las preocupaciones que nos quitan esa sencillez en nuestra vida cotidiana y que nos hacen sufrir tanto, malgastando nuestro tiempo y nuestra energía.
Debemos aprender a no ser tan complicados, escuchar nuestro corazón y dejarlo libre de miedos o vergüenza y volver a expresarnos de forma natural, con amor, porque el corazón nunca engaña.
La mente es la que está llena de defensas ante el dolor, la tristeza, el miedo..... ella es quien nos frena y aconseja con esquemas que no son correctos.
Actuar con sencillez en nuestro día a día permitirá que nuestra vida se vaya volviendo agradable, confiada y con sentido.
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