La historia de la aromaterapia está ligada a la historia de
la humanidad y su cultura.
En la prehistoria se encuentra los orígenes de la
aromaterapia. Los antiguos habitantes del planeta, para sobrevivir, quemaban
entre otras cosas hierbas y maderas de árboles para avivar el fuego, de esta
forma el fuego desprendía aromas agradables, lo que consideraron muy valioso, ya
que lo hacían para complacer y homenajear con humo (per fumum) a sus dioses en
las ceremonias rituales. De ahí el origen de la palabra.
Los aceites esenciales están considerados la primera
medicina de la humanidad, y se han utilizado en todo el mundo durante siglos.
Los aceites esenciales y otros productos aromáticos se han utilizado en
rituales religiosos, para tratar diversas enfermedades y para otras necesidades
físicas y espirituales.
Las investigaciones datan el uso de los aceites esenciales
en el año 4500 a.C. Los antiguos egipcios fueron los primeros en descubrir el
potencial de las fragancias, y los archivos muestran que se utilizaban aceites
y productos aromáticos para tratar enfermedades y realizar rituales y ceremonias
religiosas en templos y pirámides. De hecho, tres aceites que todavía se
utilizan habitualmente en la actualidad (el cedro, la mirra y el incienso) se
utilizaban en el proceso de embalsamamiento.
Según los antiguos jeroglíficos egipcios y los manuscritos chinos,
los sacerdotes y físicos utilizaban aceites miles de años antes de la era de
Cristo. Hay más de 188 referencias a los aceites en la Biblia, y algunos
aceites preciosos como el incienso, la mirra, el romero, la casia y la canela
se utilizaban para la unción y la curación de enfermedades. Adicionalmente, los
profetas bíblicos reconocieron el uso de los aceites esenciales como protección
contra las enfermedades.
Podemos considerar a los egipcios como los descubridores de
la aromaterapia, pues según Jean Valnet, utilizaron una forma primitiva de
destilación para extraer los aceites esenciales de las plantas, calentándolos
en ollas de arcilla cuya boca era recubierta con filtros de lino; al subir, el
vapor traía consigo los aceites esenciales y éstos quedaban impregnados en el
filtro, el cual era estrujado para obtener el aceite esencial que era utilizado
en medicina y para todo tipo de rito religioso. El hombre primitivo tuvo que
desarrollar sus poderes sensorio-intuitivos para lograr la supervivencia.
Es así como aparecen las hierbas, frutos y raíces
comestibles, a los que muy pronto les descubren poderes medicinales y mágicos.
También advirtieron que algunos aromas causaban euforia o excitación, y otros
podían inducirlos al sueño o a la meditación. Registros arqueológicos
documentan haber encontrado ollas de destilación que se remontan a 3500 años a.
C.
Los griegos toman las experiencias egipcias y, como grandes
alquimistas, purificaron el sistema de destilación preservando la fragancia y
pureza de los aceites, pues para ellos las plantas aromáticas constituían una
forma de vida que incorporaban a sus baños, alimentos, ritos y magia, o en
forma de ungüentos para preservar la salud física y mental. Ya Hipócrates
afirmaba que el baño y masajes con aceites esenciales, aseguraban la
longevidad.
Los árabes, en el siglo XI, perfeccionaron el arte de la
destilación para aislar los principios activos de los aceites de las plantas,
método que se atribuye al famoso Avicena (médico, astrónomo, matemático y
filósofo árabe), quien introdujo el sistema de refrigeración en el proceso de
destilación. Esto hizo que el proceso de extracción de aceites esenciales
tuviera menos desperdicios y mayor pureza.
La reintroducción de los aceites esenciales en la medicina
moderna tuvo lugar a finales del siglo XIX y a principios del siglo XX.
Desde entonces, los aceites esenciales se han utilizado
tradicionalmente para acabar con gérmenes dañinos, así como en sentido espiritual
para equilibrar el estado de ánimo, elevar el espíritu y alejar las emociones
negativas.
La aromaterapia hace su inicio en el mundo moderno cuando René
Maurice Gatefosse (químico francés), llamado "el padre de la aromaterapia
moderna", la incorpora a la medicina natural. Todo sucedió cuando,
trabajando en su laboratorio, tuvo grandes quemaduras en una mano y la sumergió
en un recipiente de aceite esencial de lavanda comprobando así los efectos
curativos, que no sólo le calmaron el dolor sino que evitaron la infección y no
dejaron rastro alguno del incidente.
También en la aromaterapia moderna, en Milán (Italia), el
Dr. Paolo Rovesti aliviaba la depresión y estados de ansiedad haciendo oler a
sus pacientes trocitos de algodón embebidos en aceite esencial, estimulando su
sistema límbico y liberando así situaciones traumáticas.
El médico y cirujano Jean Valnet aportó la mayor
contribución a la aromaterapia para ser valorada y reconocida como medicina
capaz de curar. Utilizaba aceites esenciales para las heridas y quemaduras de
los soldados en la Segunda Guerra Mundial, logrando con ello aliviar tanto
problemas físicos como mentales en pocos días, corroborando así la rapidez con
que actúan los aceites en el organismo.
En cuanto a la aromaterapia holística, es pionera la
bioquímica francesa Margueritte Maury (austríaca de nacimiento), quien
basándose en las distintas formas de incorporarlos al organismo.
Desarrolló una técnica de masaje aplicando aceite en los
centros nerviosos de la columna vertebral y en el rostro. Ella introdujo la
proporción de la fórmula específica de los aceites en cada cliente que visitaba
su gabinete para embellecerse y rejuvenecer; pudo comprobar así que en muchos
de ellos habían desaparecido dolores crónicos de cabeza, dolores reumáticos y
estados de insomnio, y que los efectos eran prolongados.
En 1962 y 1967, Margueritte Maury fue premiada
internacionalmente por sus investigaciones sobre los aceites esenciales y la
cosmetología al servicio de la salud.
Actualmente, el uso de los aceites esenciales está muy
extendido ya que se trata de una terapia totalmente natural, para todo tipo de
personas independientemente de su edad e historial médico y que no conlleva
riesgos ni contraindicaciones de ningún tipo. Siempre que su uso sea de forma correcta, siguiendo los consejos y recomendaciones
de profesionales.