
Los aceites
esenciales se extraen de flores, tallos y hojas de las plantas, por medio de
presa en frío y destilación o separación.
Estos aceites son muy
sutiles, son la esencia de la planta “el alma de la planta” como su nombre
indica.
La concentración de
estos aceites contiene cualidades terapéuticas y también sanadoras.
Se han usado en las
iglesias y templos de todas las religiones para crear estados alterados de
conciencia, vibraciones armónicas, sensación de paz y bienestar.
Todas las altas
vibraciones de estos aromas se han utilizado siempre para limpiar la atmósfera
y protegerse de energías negativas.
Toda base de los
productos aroma terapéuticos son uno o varios aceites esenciales, ya sean
inciensos, sales de baño, velas aromáticas, perfumes, etc…..
Cada tipo de aceite
tiene unas características en concreto. Conocer las
patologías y el tipo de piel del paciente es importante ya que para no todas
las personas es aconsejable el mismo tipo de aceite. Por otra parte, hay que
tener en cuenta que debido a las altas concentraciones de los aceites
esenciales, éstos nunca deben usarse en estado puro sino siempre en combinación
con otros aceites de densidad más baja, como por ejemplo aceites de: almendras, avellanas, sésamo, avena, aceite de oliva, etc.
BENEFICIOS: además de
hidratar y nutrir en superficie, lo más importante de estos aceites son sus
virtudes relajantes, tonificantes o descongestivos.
El potencial de los
aceites esenciales tiene una correspondencia directa con la fitoterapia y las
propiedades de las plantas medicinales.
• Contrarrestar el insomnio
• Reducir el stress
• Aliviar el dolor
• Quitar la depresión
• Aumentar las defensas inmunológicas
• Corregir problemas estomacales
crónicos
• Se pueden utilizar para higienizar una habitación, ropa o artículos personales de personas enfermas
• Evitar contagios
• Despejar las vías respiratorias

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